El crowdsourcing es una nueva forma de trabajar, y una nueva manera de entender Internet. Gracias a la red de redes, ahora es posible beneficiarse de su alcance global para realizar convocatorias abiertas para la solución de cualquier problema o necesidad. Esta actividad, también conocida en español como “tercerización masiva”, ya se ha consolidado en el primer mundo, y ahora está en auge en Latinoamérica, como diversos emprendimientos lo atestiguan.
Las primeras tentativas de utilización del crowdsourcing en Latinoamérica se dieron con los “mapas del delito” o “de la inseguridad”, con ejemplos en Argentina, Brasil, Chile, México, Panamá y Perú. Pero luego aparecieron los proyectos de crowdsourcing como modelo de negocios: desde el diseño de logos hasta el financiamiento de emprendimientos, ahora el crowdsourcing no tiene límite de temática o actividad.
Incluso empresas consolidadas como Pepsico, con su iniciativa Pepsico Emprende, están recurriendo al crowdsourcing como una forma de mantener una fuente constante de nuevas ideas para mejorar sus productos y servicios, a la manera de los ejemplos que brindan Starbucks y Dell con sus respectivos sitios web de “brainstorming colectivo”.
Ya sea a través de plataformas de terceros o a través de canales de comunicación propios, el crowdsourcing se presenta cada vez más como una alternativa interesante para los emprendedores que desean obtener soluciones económicas para cualquier tarea, problema o necesidad, a la vez que, como beneficio asociado, obtener presencia de marca en la red de redes, a través de la difusión masiva.